Catedral de los Santos Niños

La construcción de un nuevo órgano para esta catedral gótica ha merecido un estudio en dos direcciones, por un lado no se puede obviar el antecedente histórico de una larga tradición, por otro se ha tratado de construir un instrumento que responda a las necesidades funcionales actuales y que, como obra de arte, sea un reflejo del momento en que vivimos.
Los órganos ibéricos son famosos por diversas particularidades, la Batalla (trompetería horizontal) es la mas tópica y reconocida aportación de esta escuela al mundo entero. Hoy en día se construyen por doquier -con mayor o menor fortuna- gran numero de instrumentos con ese elemento sonoro.
Pero quizás la característica que mas determina el carácter sonoro del órgano ibérico es su ubicación al lateral de la nave, entre las columnas que circundan el coro.
Esto influye en la sonoridad de estos instrumentos debe ser suave debido a la proximidad, nótese que en este país el registro mas importante es llamado flautado y no principal como en otras latitudes. Alguna cosa quiere decir.
Ello no presupone que el órgano suene flojo, cualquier registración mediana es de una gran presencia sonora debido precisamente a esa cercanía.
Al planteamos la construcción del nuevo órgano de la Magistral, consideramos que esta singularidad del emplazamiento debía recuperarse después de décadas de olvido, razones no faltaban:
Antecedente de dos órganos con similar disposición, desaparecidos en la guerra civil:
Un carácter sonoro propio de estas tierras;
Una inmejorable proyección acústica especialmente hacia el altar y la nave central.
Pero la recuperación de estos valores no se ha realizado siguiendo un principio arqueológico o historicista, la realidad litúrgica actual cuyo epicentro es el altar admite o mejor dicho necesita de esa proximidad, proporcionando al órgano y al organista una situación inmejorable para llevar a cabo sus funciones de participación y acompañamiento en las celebraciones litúrgicas.
Como instrumento de concierto dispone de los recursos necesarios para abordar el amplio abanico de literatura organística. Ejemplo de ello es la incorporación de los cuerpos de Cadereta y Pedal, la registración eléctrica asistida por ordenador, el sistema de alimentación de aire con fuelles incorporados (caída de presión positiva).
El aspecto externo del instrumento es un reflejo de esa doble realidad histórica y contemporánea. Como sus antecesores dispone de doble fachada, con los tubos mayores en el centro, Trompetería horizontal...
Sus elementos decorativos son un reflejo de la mención que el Concilio Vaticano II hace del órgano: "Téngase en gran estima en la Iglesia latina el órgano de tubos, cuyo sonido puede levantar poderosamente las almas hacía Dios y las realidades celestiales". Ese carácter de elevación se manifiesta mediante una secuencia ascendente de los elementos casi ingrávidos que a su vez restan el impacto espacial de un instrumento de estas dimensiones.

Albert Blancafort, organero